30 de abril de 2020

46º Feria Internacional del Libro

¡No te la pierdas!
Se lanzó la 46° Feria del Libro de Buenos Aires
Este año, desde casa podés conocer y visitar la Feria Internacional del Libro. Hay actividades y propuestas para todos y todas.

Encuentro Literiario - 1de mayo de 2020

Qué sabemos de "La paciencia", ¿ Tiene color? ¿Ocupa lugar? ¿Es líquida, sólida o gaseosa? ¿Flota o se hunde? 
Pablo Bernasconi nos acerca la mirada científica de                  "La paciencia".

Autobiografía. Pablo Bernasconi

  Hola. Mi nombre es Pablo Bernasconi. 
Vivo en Bariloche, una hermosa ciudad en la Patagonia Argentina.
Y amo ilustrar historias porque mayormente
amo las historias.                                                                                                         Nací en Buenos Aires en 1973. Soy Diseñador Gráfico, egresado de la UBA, dónde fuí profesor de Diseño durante varios años.



Te invito a visitar el sitio dónde conocerás parte de la obra.







24 de abril de 2020

Qué tal si armas una coreo en familia??!!!

¡¡¿¿ Qué tal si salimos todos a bailar??!!!
¡¡¡Arriba familia!!!

Armen una coreo propia, acá les dejo una idea.
Esperamos los videos o fotos de ustedes.


Encuentro Literario 24 de abril 2020


Parece que Silvia Schujer esta semana nos acercó la Luna un poco más, para que la podamos alcanzar y la lleguemos a tocar.
Tengo que confesarles que algunas veces estuve en la luna.
Bueno,no quiero mentirles, algunas veces no, en realidad muchas veces...



Alguna vez estuviste en la luna?

22 de abril de 2020

Silvia Schujer

Conocemos a  la escritora Silvia Schujer 

Silvia escribe cuentos, novelas y también poesías.
No hay ninguna descripción de la foto disponible.




Mariana Baggio compuso una melodía para "Luna lanar"

Aprendetela así cuando nos veamos la cantamos junt@s.




17 de abril de 2020

Encuentro Literario. viernes 17 de abril de 2020

Llegó Petit.
Versión con lenguaje de señas, para que nadie se lo pierda.
"Petit el monstruo" de Isol. Editorial Calibroscopio


¿Te imaginas a Petit en casa, siguiendo el aislamiento?

Podés seguir las historias de Petit en Pakapaka



15 de abril de 2020

Manos a la obra

Isol te propone convertir a tu perro en ...

Animate y seguí esta super idea. Podes transformar, gatos, conejos, tortugas,osos,pulpos, peces           y lo que a vos se te ocurra.

Papel
Lápiz
Tijera 


¡¡ ACCIÓN !!

13 de abril de 2020

Conocemos a Isol











Isol, es el sobrenombre de Marisol Misenta,  nació  en  Buenos Aires en el barrio de Caballito, en el año 1972.
 Escribe, ilustra, diseña libros y canta. Estudió Bellas Artes en la Escuela Nacional Rogelio Yrurtia.
Su estilo de ilustrar y contar historias es reconocible por su calidez, humor y tono irónico, características que muchas veces nos dejan pensando.


Estos son algunos títulos de Isol. ¿Leíste alguno?


Chubut Cultural » ISOL EN LA ESCUELA MUTUALISTA


¿Cómo es el trabajo de Isol?  ¿Qué técnicas y materiales usa?

¡Mirá esta entrevista !  Y  seguro te van a venir ganas de ilustrar  como ella.

10 de abril de 2020

TRABALENGüERO ¡¡ A divertirnos!!

Los trabalenguas son puro desafío para proponerte y proponer... 
Desafío  trabalengüero!
No dejes pasar ni un minuto más. 
¡¡Empezá ya mismo!!
Las 40 mejores imágenes de Trabalenguas | Trabalenguas ...Webquest Creator 2

9 de abril de 2020

El libro prohibido

Un cuento de Marcelo Birmajer.  
"El libro prohibido"


Cuento musical

La Profe Karin, nos comparte este cuento donde los instrumentos musicales son protagonistas.
 Vamos a ver y escuchar!!

Encuentro literario, viernes 10 abril 2020

Creo que en estos días de aislamiento, todos extrañamos la escuela y  lo que ella significa, compañeros, maestras, la calidez del aula,    la diversión en los recreos...    Qué les parece si para este Encuentro Literario, nos juntamos cómo lo hacemos en el patio de nuestra escuela.  Busquemos a alguien de los nuestros que tenga ganas de leer y que empiece así este encuentro...


 

                    Cicatrices          Literatura Infantil y Juvenil: Cicatrices, Marcelo Birmajer ...

   Hace mucho tiempo vivía en una aldea que no conocemos un muchacho de veinte años, justo y valiente. Pretendía a una doncella de su edad, blanca como la leche, y tal bella como vanidosa.
El muchacho tenía el rostro cruzado de cicatrices. La doncella, enferma de juvenil frivolidad, exigía para hablar de noviazgo, que el muchacho se quitara las cicatrices del rostro.
El muchacho sabía que esto era imposible, pero la doncella estaba acostumbrada a que se le cumplieran sus más estrafalarios deseos. Así la habían tratado sus padres y los ricos hombres que la cortejaban.
    El muchacho pasaba noches de insomnio pensando en cómo satisfacer el requerimiento, y la doncella insistía en que cuando se hubiese quitado las cicatrices, ella lo estaría aguardando.
¿Por qué el muchacho seguía amando a una dama tan necia? ¡Misterio! ¿Por qué una mujer tan agraciada era tan necia? ¡Más misterio!
    En una de las noches de insomnio que el muchacho sufría bajo un árbol del bosque (el estado de su alma le hacía imposible permanecer en una cama), acertó a pasar por allí un mago.
El muchacho vio llegar a un hombre en una carreta tirada por un mulo. Cuando el animal se detuvo, el hombre bajó de la carreta; y haciendo un movimiento de manos transformó al mulo en un hombre.
Hizo un pequeño fogón, sacó un pollo de la carreta, lo atravesó con un palo y comenzó a asarlo mientras conversaba con el mulo convertido en hombre.


       El muchacho se frotó varias veces los ojos y se acercó impávido al prodigioso dúo.
– ¿Có… có… cómo has hecho eso? -preguntó.
– Oh -dijo el mago sin darle importancia-. Es feo comer solo, y a la hora de la cena, siempre me procuro alguien con quien conversar.
Y ni bien terminó la frase, con un nuevo pase de manos, volvió a transformar al hombre en mulo.
-Ahora ya tengo con quien conversar- digo el mago, haciéndole un ademán al muchacho para que se sentara junto a él.
-¿Cómo haces eso?- repitió el muchacho.
-A excepción de cómo hago mis trucos, podemos conversar de todo lo que quieras respondió el mago. El muchacho, que tenía un solo tema en su magín, acercando su rostro al fuego, mostrándoselo al mago, se apresuró a decir:
-¡Apuesto a que con tu magia podrías quitarme todas las cicatrices del rostro!
-Por supuesto -respondió el mago sin un ápice de vanidad.
-Pues, adelante -dijo el muchacho
-¿Estás seguro de que es lo que quieres? -le preguntó el mago.
-De nada he estado más seguro -dijo el muchacho.
     El mago pasó suavemente un dedo por una de las cicatrices del muchacho. De inmediato, entre los dos, se presentó una imagen. Era el recuerdo del día en que el muchacho se había hecho esa cicatriz. Los cosacos atacaban la aldea, y el muchacho, valientemente, salía al encuentro de ellos. El sable de un cosaco le rozaba el rostro.
Pero ahora, en la imagen que el mago presentaba, el recuerdo cambiaba: el muchacho se escondía tras unos toneles y no enfrentaba a los bandidos. Aguardaba escondido hasta que se marchaba, luego de haber realizado todo tipo de tropelías.
Cuando la imagen se desvaneció, nuevamente estaban el mago y el muchacho junto al fogón. El mago fue hasta la carreta y regreso con un espejo. Lo limpió con la manga de su abrigo y se lo extendió al muchacho.
-Mírate -le dijo.
El muchacho se observó. Efectivamente, la cicatriz ya no estaba.
-¡Prodigioso! –exclamó el muchacho.
-No es ningún prodigio -dijo el mago-. Si nunca has peleado contra los cosacos, ¿por qué habrías de tener esa cicatriz? ¿Quieres que te borre las otras?
-¡Por supuesto!- dijo el muchacho. Pero al instante se detuvo:
-Momento -agregó-. ¡Sí he peleado contra los cosacos!
-No -le dijo el mago-.Ya no, y ya no tienes esa cicatriz.
-Solo te he pedido que me borres la cicatriz- dijo el muchacho- no el momento en que me la hicieron.
-Eso- dijo el mago-, es imposible. No lo puede lograr ni el más sabio de los magos.
Si partes de tu vida te han dejado cicatrices, debemos borrar esos recuerdos para borrar las cicatrices. ¿Te borro las demás?
-No -dijo el muchacho
Y luego de comer el pollo, ambos durmieron mansamente.
      Cuando el muchacho despertó, al alba y bajo un árbol, el mago ya no estaba.
Corrió a ver a la doncella. -Te he dicho que no te me acercaras hasta que no te quitaras las cicatrices del rostro -le dijo fríamente ella.
El muchacho no respondió a su insulto. Se señaló una cicatriz y le contó su historia.
Señaló otra y otro recuerdo. Una más y otro suceso de su vida.                                                                                                                                          Terminó de contarle el origen de la última cicatriz frente al rabino que los casó…

                                                                                          de Marcelo Birmajer. Editorial Calibroscopio

    Cicatricesde Marcelo Birmajer, cuenta sobre las heridas como resultado de vida y no como una marca estética.
    Las cicatrices  son las circunstancias que nos han llevado a merecerlas, encierran dolor, aprendizaje, valentía, amor, superación...

Para cuando termine el cuento, podrían pensar juntos sobre las cicatrices.

 

Para saber un poco mas...
Existe una técnica japonesa, el Kintsugi (reparación con oro), que consiste en reparar piezas de cerámica rotas, uniéndolas  con un pegamento compuesto por oro. De manera que en vez de disimular sus roturas, las destaca, siguiendo la idea de que ese objeto con esas "cicatrices" ahora es más bello pues su hermosura no radica en la perfección externa sino en los sucesos que lo llevaron  a romperse y lo vuelven especial.


3 de abril de 2020

Para divertirnos y divertir

  Cuento - juego   o    juego cuento 

"La historia de Juan y Pedro" por Anda Calabaza
Aprendelo para sorprender a todos con esta novedosa forma de contar

Encuentro literario 3 de abril de 2020



 

"El alumno nuevo"

 

cuento de Pablo De Santis

                                               Lo pueden encontrar en su libro "Trasnoche" Editorial Loqueleo
 
 


 

31 de marzo de 2020

Pensando en Malvinas

Este breve relato de Jorge Luis Borges,  pone cara a cara a dos soldados en medio de la guerra. Fue escrito en 1985, tres años después de la Guerra de Malvinas.
Juan López y John Ward
   Les tocó en suerte una época extraña. 
   El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
     López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward en la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer El Quijote.
   El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de la calle Viamonte.
   Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
   Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
   El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
                                                                          Jorge Luis Borges
                                                                                                                                        Haciendo click en el link, podes conocer el Museo de Malvinas. 
  Un espacio que nos acerca a la vida, geografía e historia de nuestras  Islas   https://museomalvinas.cultura.gob.ar/

¿Cuánto puede abrigar un pulover?
 ¿Cuánto tiempo podremos sentir el calor que nos dio?

27 de marzo de 2020

Otra aventura de Felipito Tacatún

PIU PIRIPIÚ


La mamá de Felipito Tacatún lo mandó a comprar media docena de huevos.

—“Media docenas de huevos...” repetía Felipito por el camino, para no olvidarse.
Porque era tan distraído que a lo mejor se le ocurría comprar un tarro de moscas, o una escoba o media docena de nubes.
Y le retumbaba en los oídos las palabras de su mamá:
—Cuidado, que los huevos están muy caros. A no tropezar y romperlos.
Felipito compró los huevos y salió del almacén caminando despacito, casi sin respirar y mirándose las zapatillas, bizco de preocupación.
En eso se oyó desde una rama:
“¡ Pi piripí!”
Felipito alzó los ojos para mirar al pájaro que cantaba tan bien cuando ¡zápate! Tropezó, se cayó,  y los huevos se hicieron añicos.
Allí nomás se sentó Felipe en el cordón de la vereda a llorar desconsoladamente.
El pajarito, al ver el zafarrancho, se descolgó enseguida de la rama y también se sentó en el cordón de la vereda, diciendo:
“¡Piu piripiú!”
Filipito, triste y preocupado, le dijo:
—Ssh, no cantes.
—No estoy cantando, le dijo el pajarito, te estoy ayudando a llorar.
—Bah, ¿Qué diferencia hay entre tu canto y tu llanto?
—Mucha, le contestó el pajarito, ¿no oíste que antes decía “pi piripí” y ahora digo “piu piripiú”, que en idioma de pajarito quiere decir: “¡Qué desgracia!”
—Sí, contestó Felipe, pero con piu piripiú no vamos a remendar estos huevos rotos, y mi mamá me va a dar una buena paliza.
—Vamos a ver, vamos a píripi ver, le contestó el pajarito. Yo entiendo bastante de éste asunto... Hace mucho, para nacer, yo tuve que romper un huevo con el pico, y romper un huevo desde adentro es mucho más difícil que remendar uno desde afuera, como todo el mundo sabe.
—¿ y cómo vas a hacer algo tan difícil?, le contestó Felipe sin ninguna esperanza.
—Probemos, dijo el pajarito, vamos a ver, vamos a píripi ver.
El pajarito voló  hasta su nido, revolvió entre sus cachivaches y sus juguetes viejos y volvió trayendo un carretel de hilo de telaraña, una aguja, un poquito de baba del diablo y una pizquita de leche de higo.
Entre los dos volvieron a llenar, como pudieron, las cáscaras con sus claras y sus yemas.
—Pero, decía Felipito, estas yemas están sucias de barro.
—Ssh, le contestaba el pajarito, que muy apurado cocía las cáscaras con la telaraña, luego pegoteaba las grietas con leche de higo y reforzaba todo con baba del diablo.
Pronto estuvieron en fila los seis huevos, un poquitos sucios y remendados, pero huevos al fin.
—Gracias, pajarito, gritó Felipe muy contento.
Y el pajarito le contestó mientras volví volando a su nido:
“¡Pi piripí!”
Felipito llegó a su casa, la mamá el paquete, vio muy asombrada los huevos remendados, miró de reojo a su hijo y murmuró:
- Hum.
Los partió y vio muy enojada las claras y las yemas revueltas y sucias de barro, pelusa, piedritas, y leche de higo.
—¡Otra vez tropezaste! ¿ no te dije que no tenía dinero para comprar más huevos? ¿ Mereces una buena paliza por distraído, boquiabierta y tropezador! ¿ Ahora no tenemos qué comer!
Y le dio una buena paliza y lo mandó a la cama.
Felipito se tiró en su cama y, restregándose la cola dolorida, se puso a llorar y llorar y réquete llorar.
En eso oyó una vocecita que decía:
“¡Piu piripiú!”
Felipe se levantó, fue hasta la ventana y vio que allí, en una rama, estaba su pajarito ayudándolo a llorar otra vez.
—Ya estoy enterado, le dijo el pajarito, te retaron, te pegaron... lloremos, Felipe: ¡Piu piripiú, piu piripiuuuuuu!
Felipe iba a llorar otra vez, pero... miró bien al pajarito y dijo:
— No, no hace falta llorar más.
—¿Cómo no va a hacer falta, en medio de tantas desgracias?, le contestó el pajarito asombrado. Si que hace falta: ¡¡¡pipiú,  piripiú, piupiripiuuuuuu!!!
—Pero te digo que no, lo interrumpió Felipe, qué me importan los retos y las palizas, si hoy he encontrado un amigo como tú... No quiero que llores, quiero que cantes, porque es tan lindo oírte cantar y ser tu amigo que me olvido de todas mis desgracias.
Y el pajarito, luego de pensar un rato, le contestó:
—Tienes razón, cantemos.
Y los dos juntos cantaron:
—¡Pi piripí!

Y verdolín verdolaga,
este cuento así se acaba.

María Elena Walsh

Encuentro Literario 27 de marzo

Hoy  compartimos "Unidos contra Drácula"                        de  Luis María Pescetti


Más allá de su título, por el que podemos suponer un novela de terror, por lo de Drácula, es un libro lleno de sensibilidad, toques de humor que nos dejan  pensando con una sonrisa dibujada en los ojos.

                                Y contra el miedo                                                                                              que desata el miedo que el miedo me da,        
lo mejor es no estar solo
Entonces y Siempre.








"Instrucciones para que un cohete llegue a la luna"

Se busca un tubo del tamaño que podamos entrar (adentro) y se le ponen los botones y una palanca (adentro). Se lo pinta poniendo nuestro nombre y el paí­s (afuera). También pondremos un banquito o dos, sándwiches, refrescos y oxí­geno y un mapa (adentro). Se le hace una tapa que termine en punta y abajo va la parte de la propulsión como para llegar hasta la Luna y volver. Ah, y una puerta y una ventana para las fotos y mirar (al costado). Y listo.


En este video, nos comparte algunas sugerencias para hacer que nuestros cohetes lleguen a la luna y más allá.




  Los invito a visitar la  página     https://www.luispescetti.com donde encontrarán un montón de cosas entretenidas.