9 de abril de 2020

Encuentro literario, viernes 10 abril 2020

Creo que en estos días de aislamiento, todos extrañamos la escuela y  lo que ella significa, compañeros, maestras, la calidez del aula,    la diversión en los recreos...    Qué les parece si para este Encuentro Literario, nos juntamos cómo lo hacemos en el patio de nuestra escuela.  Busquemos a alguien de los nuestros que tenga ganas de leer y que empiece así este encuentro...


 

                    Cicatrices          Literatura Infantil y Juvenil: Cicatrices, Marcelo Birmajer ...

   Hace mucho tiempo vivía en una aldea que no conocemos un muchacho de veinte años, justo y valiente. Pretendía a una doncella de su edad, blanca como la leche, y tal bella como vanidosa.
El muchacho tenía el rostro cruzado de cicatrices. La doncella, enferma de juvenil frivolidad, exigía para hablar de noviazgo, que el muchacho se quitara las cicatrices del rostro.
El muchacho sabía que esto era imposible, pero la doncella estaba acostumbrada a que se le cumplieran sus más estrafalarios deseos. Así la habían tratado sus padres y los ricos hombres que la cortejaban.
    El muchacho pasaba noches de insomnio pensando en cómo satisfacer el requerimiento, y la doncella insistía en que cuando se hubiese quitado las cicatrices, ella lo estaría aguardando.
¿Por qué el muchacho seguía amando a una dama tan necia? ¡Misterio! ¿Por qué una mujer tan agraciada era tan necia? ¡Más misterio!
    En una de las noches de insomnio que el muchacho sufría bajo un árbol del bosque (el estado de su alma le hacía imposible permanecer en una cama), acertó a pasar por allí un mago.
El muchacho vio llegar a un hombre en una carreta tirada por un mulo. Cuando el animal se detuvo, el hombre bajó de la carreta; y haciendo un movimiento de manos transformó al mulo en un hombre.
Hizo un pequeño fogón, sacó un pollo de la carreta, lo atravesó con un palo y comenzó a asarlo mientras conversaba con el mulo convertido en hombre.


       El muchacho se frotó varias veces los ojos y se acercó impávido al prodigioso dúo.
– ¿Có… có… cómo has hecho eso? -preguntó.
– Oh -dijo el mago sin darle importancia-. Es feo comer solo, y a la hora de la cena, siempre me procuro alguien con quien conversar.
Y ni bien terminó la frase, con un nuevo pase de manos, volvió a transformar al hombre en mulo.
-Ahora ya tengo con quien conversar- digo el mago, haciéndole un ademán al muchacho para que se sentara junto a él.
-¿Cómo haces eso?- repitió el muchacho.
-A excepción de cómo hago mis trucos, podemos conversar de todo lo que quieras respondió el mago. El muchacho, que tenía un solo tema en su magín, acercando su rostro al fuego, mostrándoselo al mago, se apresuró a decir:
-¡Apuesto a que con tu magia podrías quitarme todas las cicatrices del rostro!
-Por supuesto -respondió el mago sin un ápice de vanidad.
-Pues, adelante -dijo el muchacho
-¿Estás seguro de que es lo que quieres? -le preguntó el mago.
-De nada he estado más seguro -dijo el muchacho.
     El mago pasó suavemente un dedo por una de las cicatrices del muchacho. De inmediato, entre los dos, se presentó una imagen. Era el recuerdo del día en que el muchacho se había hecho esa cicatriz. Los cosacos atacaban la aldea, y el muchacho, valientemente, salía al encuentro de ellos. El sable de un cosaco le rozaba el rostro.
Pero ahora, en la imagen que el mago presentaba, el recuerdo cambiaba: el muchacho se escondía tras unos toneles y no enfrentaba a los bandidos. Aguardaba escondido hasta que se marchaba, luego de haber realizado todo tipo de tropelías.
Cuando la imagen se desvaneció, nuevamente estaban el mago y el muchacho junto al fogón. El mago fue hasta la carreta y regreso con un espejo. Lo limpió con la manga de su abrigo y se lo extendió al muchacho.
-Mírate -le dijo.
El muchacho se observó. Efectivamente, la cicatriz ya no estaba.
-¡Prodigioso! –exclamó el muchacho.
-No es ningún prodigio -dijo el mago-. Si nunca has peleado contra los cosacos, ¿por qué habrías de tener esa cicatriz? ¿Quieres que te borre las otras?
-¡Por supuesto!- dijo el muchacho. Pero al instante se detuvo:
-Momento -agregó-. ¡Sí he peleado contra los cosacos!
-No -le dijo el mago-.Ya no, y ya no tienes esa cicatriz.
-Solo te he pedido que me borres la cicatriz- dijo el muchacho- no el momento en que me la hicieron.
-Eso- dijo el mago-, es imposible. No lo puede lograr ni el más sabio de los magos.
Si partes de tu vida te han dejado cicatrices, debemos borrar esos recuerdos para borrar las cicatrices. ¿Te borro las demás?
-No -dijo el muchacho
Y luego de comer el pollo, ambos durmieron mansamente.
      Cuando el muchacho despertó, al alba y bajo un árbol, el mago ya no estaba.
Corrió a ver a la doncella. -Te he dicho que no te me acercaras hasta que no te quitaras las cicatrices del rostro -le dijo fríamente ella.
El muchacho no respondió a su insulto. Se señaló una cicatriz y le contó su historia.
Señaló otra y otro recuerdo. Una más y otro suceso de su vida.                                                                                                                                          Terminó de contarle el origen de la última cicatriz frente al rabino que los casó…

                                                                                          de Marcelo Birmajer. Editorial Calibroscopio

    Cicatricesde Marcelo Birmajer, cuenta sobre las heridas como resultado de vida y no como una marca estética.
    Las cicatrices  son las circunstancias que nos han llevado a merecerlas, encierran dolor, aprendizaje, valentía, amor, superación...

Para cuando termine el cuento, podrían pensar juntos sobre las cicatrices.

 

Para saber un poco mas...
Existe una técnica japonesa, el Kintsugi (reparación con oro), que consiste en reparar piezas de cerámica rotas, uniéndolas  con un pegamento compuesto por oro. De manera que en vez de disimular sus roturas, las destaca, siguiendo la idea de que ese objeto con esas "cicatrices" ahora es más bello pues su hermosura no radica en la perfección externa sino en los sucesos que lo llevaron  a romperse y lo vuelven especial.


3 de abril de 2020

Para divertirnos y divertir

  Cuento - juego   o    juego cuento 

"La historia de Juan y Pedro" por Anda Calabaza
Aprendelo para sorprender a todos con esta novedosa forma de contar

Encuentro literario 3 de abril de 2020



 

"El alumno nuevo"

 

cuento de Pablo De Santis

                                               Lo pueden encontrar en su libro "Trasnoche" Editorial Loqueleo
 
 


 

31 de marzo de 2020

Pensando en Malvinas

Este breve relato de Jorge Luis Borges,  pone cara a cara a dos soldados en medio de la guerra. Fue escrito en 1985, tres años después de la Guerra de Malvinas.
Juan López y John Ward
   Les tocó en suerte una época extraña. 
   El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
     López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward en la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer El Quijote.
   El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de la calle Viamonte.
   Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
   Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
   El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
                                                                          Jorge Luis Borges
                                                                                                                                        Haciendo click en el link, podes conocer el Museo de Malvinas. 
  Un espacio que nos acerca a la vida, geografía e historia de nuestras  Islas   https://museomalvinas.cultura.gob.ar/

¿Cuánto puede abrigar un pulover?
 ¿Cuánto tiempo podremos sentir el calor que nos dio?

27 de marzo de 2020

Otra aventura de Felipito Tacatún

PIU PIRIPIÚ


La mamá de Felipito Tacatún lo mandó a comprar media docena de huevos.

—“Media docenas de huevos...” repetía Felipito por el camino, para no olvidarse.
Porque era tan distraído que a lo mejor se le ocurría comprar un tarro de moscas, o una escoba o media docena de nubes.
Y le retumbaba en los oídos las palabras de su mamá:
—Cuidado, que los huevos están muy caros. A no tropezar y romperlos.
Felipito compró los huevos y salió del almacén caminando despacito, casi sin respirar y mirándose las zapatillas, bizco de preocupación.
En eso se oyó desde una rama:
“¡ Pi piripí!”
Felipito alzó los ojos para mirar al pájaro que cantaba tan bien cuando ¡zápate! Tropezó, se cayó,  y los huevos se hicieron añicos.
Allí nomás se sentó Felipe en el cordón de la vereda a llorar desconsoladamente.
El pajarito, al ver el zafarrancho, se descolgó enseguida de la rama y también se sentó en el cordón de la vereda, diciendo:
“¡Piu piripiú!”
Filipito, triste y preocupado, le dijo:
—Ssh, no cantes.
—No estoy cantando, le dijo el pajarito, te estoy ayudando a llorar.
—Bah, ¿Qué diferencia hay entre tu canto y tu llanto?
—Mucha, le contestó el pajarito, ¿no oíste que antes decía “pi piripí” y ahora digo “piu piripiú”, que en idioma de pajarito quiere decir: “¡Qué desgracia!”
—Sí, contestó Felipe, pero con piu piripiú no vamos a remendar estos huevos rotos, y mi mamá me va a dar una buena paliza.
—Vamos a ver, vamos a píripi ver, le contestó el pajarito. Yo entiendo bastante de éste asunto... Hace mucho, para nacer, yo tuve que romper un huevo con el pico, y romper un huevo desde adentro es mucho más difícil que remendar uno desde afuera, como todo el mundo sabe.
—¿ y cómo vas a hacer algo tan difícil?, le contestó Felipe sin ninguna esperanza.
—Probemos, dijo el pajarito, vamos a ver, vamos a píripi ver.
El pajarito voló  hasta su nido, revolvió entre sus cachivaches y sus juguetes viejos y volvió trayendo un carretel de hilo de telaraña, una aguja, un poquito de baba del diablo y una pizquita de leche de higo.
Entre los dos volvieron a llenar, como pudieron, las cáscaras con sus claras y sus yemas.
—Pero, decía Felipito, estas yemas están sucias de barro.
—Ssh, le contestaba el pajarito, que muy apurado cocía las cáscaras con la telaraña, luego pegoteaba las grietas con leche de higo y reforzaba todo con baba del diablo.
Pronto estuvieron en fila los seis huevos, un poquitos sucios y remendados, pero huevos al fin.
—Gracias, pajarito, gritó Felipe muy contento.
Y el pajarito le contestó mientras volví volando a su nido:
“¡Pi piripí!”
Felipito llegó a su casa, la mamá el paquete, vio muy asombrada los huevos remendados, miró de reojo a su hijo y murmuró:
- Hum.
Los partió y vio muy enojada las claras y las yemas revueltas y sucias de barro, pelusa, piedritas, y leche de higo.
—¡Otra vez tropezaste! ¿ no te dije que no tenía dinero para comprar más huevos? ¿ Mereces una buena paliza por distraído, boquiabierta y tropezador! ¿ Ahora no tenemos qué comer!
Y le dio una buena paliza y lo mandó a la cama.
Felipito se tiró en su cama y, restregándose la cola dolorida, se puso a llorar y llorar y réquete llorar.
En eso oyó una vocecita que decía:
“¡Piu piripiú!”
Felipe se levantó, fue hasta la ventana y vio que allí, en una rama, estaba su pajarito ayudándolo a llorar otra vez.
—Ya estoy enterado, le dijo el pajarito, te retaron, te pegaron... lloremos, Felipe: ¡Piu piripiú, piu piripiuuuuuu!
Felipe iba a llorar otra vez, pero... miró bien al pajarito y dijo:
— No, no hace falta llorar más.
—¿Cómo no va a hacer falta, en medio de tantas desgracias?, le contestó el pajarito asombrado. Si que hace falta: ¡¡¡pipiú,  piripiú, piupiripiuuuuuu!!!
—Pero te digo que no, lo interrumpió Felipe, qué me importan los retos y las palizas, si hoy he encontrado un amigo como tú... No quiero que llores, quiero que cantes, porque es tan lindo oírte cantar y ser tu amigo que me olvido de todas mis desgracias.
Y el pajarito, luego de pensar un rato, le contestó:
—Tienes razón, cantemos.
Y los dos juntos cantaron:
—¡Pi piripí!

Y verdolín verdolaga,
este cuento así se acaba.

María Elena Walsh

Encuentro Literario 27 de marzo

Hoy  compartimos "Unidos contra Drácula"                        de  Luis María Pescetti


Más allá de su título, por el que podemos suponer un novela de terror, por lo de Drácula, es un libro lleno de sensibilidad, toques de humor que nos dejan  pensando con una sonrisa dibujada en los ojos.

                                Y contra el miedo                                                                                              que desata el miedo que el miedo me da,        
lo mejor es no estar solo
Entonces y Siempre.








"Instrucciones para que un cohete llegue a la luna"

Se busca un tubo del tamaño que podamos entrar (adentro) y se le ponen los botones y una palanca (adentro). Se lo pinta poniendo nuestro nombre y el paí­s (afuera). También pondremos un banquito o dos, sándwiches, refrescos y oxí­geno y un mapa (adentro). Se le hace una tapa que termine en punta y abajo va la parte de la propulsión como para llegar hasta la Luna y volver. Ah, y una puerta y una ventana para las fotos y mirar (al costado). Y listo.


En este video, nos comparte algunas sugerencias para hacer que nuestros cohetes lleguen a la luna y más allá.




  Los invito a visitar la  página     https://www.luispescetti.com donde encontrarán un montón de cosas entretenidas.

25 de marzo de 2020

Juguemos un rato.


Tiburón, tiburón.

Tiburón, tiburón,
tiburón a la vista,
bañista, bañista.
Tiburón, tiburón,
te va a comer,
de mi pellejo no va a poder.
Sal del agua, mujer
y ven conmigo a bailar,
que el tiburón
te va a comer,
de mi pellejo no va a poder.
¡Ay, mamá!                                                                                                                                            ¡Que me come el tiburón!
¡Ay, mamá!                                                                                                                                            ¡Que me come el tiburón!
No va a poder
de mi pellejo no va a comer.

Para acompañar la letra con los movimientos, podés ver el video donde Luis Pescetti, canta-juega con " Tiburón, tiburón". 

24 de marzo de 2020

Literatura Presente en la Memoria, por la Verdad y la Justicia.


"...Algunas personas piensan que de las cosas malas y tristes es mejor olvidarse. Otras personas creemos que recordar es bueno; que hay cosas malas y tristes que no van a volver a suceder precisamente por eso, porque nos acordamos de ellas, porque no las echamos fuera de nuestra memoria".

                Graciela Montes, "El golpe y los chicos"


 En este video la escritora Paula Bombara,nos lee "El caso Gaspar"




Leo, me leen, presto la voz a quienes todavía no pueden leer solos. Seguimos leyendo... del libro 

      "Contracuentos. Historias de Brujas y Dragones                   (que nunca nos contaron)" de Cecilia Sola y Pitu Saá

Los monstruos, las Brujas y los colores.


    Cuentan los que saben las historias prohibidas que, hace mucho tiempo, pero no tanto, los monstruos decidieron comerse todos los colores.Se pusieron caretas de buena gente, y así empezaron a circular entre los habitantes, contando historias terroríficas sobre lo peligroso que eran los colores y quienes los usaban, lo mal que hacía cantar en las plazas, leer en los parques, bailar en las escuelas y regar las ideas con agua de lluvia.
    Muchos les creyeron, y los monstruos aprovecharon para pedirles que dijeran los nombres de aquellos vecinos que más alto cantaban, más colorido pintaban, más ideas enseñaban y más libros leían, es decir, los que más colores tenían en sus casas y sus almas.
    Entonces, una noche, los monstruos llegaron a esas casas, escuelas y plazas, donde vivían los que habían sido denunciados, y se los llevaron.
    Mucha gente los vio, pero pocos dijeron algo: algunos por miedo, otros porque estaban de acuerdo con los monstruos, y otros, simplemente, porque estaban ocupados en otras cosas, y les parecía que todo ese lío no tenía nada, nada que ver con ellos.
    Así, de a poco, los monstruos iban devorando uno a uno todos los colores de ese reino: se comieron el verde esperanza, el azul emoción, el rojo apasionado, el anaranjado de las ideas, el turquesa de la imaginación, el amarillo de los carcajadas y el rosa chicle de las sonrisas. Solo quedaban los grises, cada vez más grises, más quietos y callados, detrás de ventanas cerradas.
    Triste, triste se volvió el reino, sin cantos, ni risas ni colores.Los monstruos se llevaban a los colores y a las semillas de esos colores, porque sabían que, si cortás un árbol, pero dejás las semillas, ese árbol vuelve a crecer más alto, más fuerte y más verde que nunca.Los colores que se llevaban los monstruos desaparecían, y casi nadie preguntaba por ellos.
    Casi, porque entonces se alzaron las Brujas Blancas.Ellas empezaron a preguntar por los colores, los buscaron en cada rincón, detrás de los muros y dentro de los pozos, caminaron incansablemente, y hasta enfrentaron a los monstruos, preguntando adónde se habían llevado a los colores.
    Al principio ellos no les prestaron atención, después trataron de asustarlas,hasta que se dieron cuenta de que no tenían miedo, luego intentaron comérselas, pero cada vez que lograban comer a una, aparecían más.Las Brujas Blancas querían los colores de vuelta, y no estaban dispuestas a detenerse.
    Los monstruos empezaron a retroceder, los habitantes del reino empezaron a despertar del miedo, los cómplices de los monstruos intentaron inventar historias de brujas malas, pero casi nadie las creyó.
    Y un día los monstruos se retiraron. Algunos fueron hechos prisioneros, otros escaparon, con su careta de buena gente, algunos más se murieron, y la gente creyó que las Brujas Blancas se detendrían en su búsqueda, porque había pasado mucho tiempo, y quizás los colores ya se habían despintado.
    Pero no fue así. Las Brujas Blancas continuaron revisando cada piedra, cada muro, cada pozo, cada río, cada monte, en busca de los colores, porque sabían que, en algún lado, los monstruos los habían escondido, los habían engañado, haciéndoles creer que eran monstruos ellos también, que siempre habían sido monstruos, que su destino único, era ser monstruos y no colores.
    Y entonces, una mañana, empezó a suceder: encontraron un color, un violeta intenso, que había sido formado por la pasión del rojo y la esperanza del azul, y se parecía un poco a ambos, según donde le diera la luz.
    Y después encontraron una carcajada amarilla, una esperanza verde, un gesto magenta, unos ojos marrones, unas trenzas coloradas y unos rulos chocolate...Y aún ahora siguen los monstruos odiándolas y ellas derrotándolos.Y aún ahora siguen los amigos de los monstruos diciendo que los colores no existen.
   Y aún ahora siguen las Brujas Blancas buscando y encontrando colores. 
   Ya van 130 *.





* Al momento de esta publicación, las brujas blancas habían encontrado al 130. Este espacio queda para ser completado 
a medida que se vayan recuperando.



HOY, MÁS QUE NUNCA, 
SEGUIREMOS BUSCANDO 
A LOS COLORES QUE NOS FALTAN.


19 de marzo de 2020

21 de marzo DÍA MUNDIAL de la POESÍA

La escritora María Cristina  Ramos, es autora de muchos libros de poesías, cuentos y novelas. En todos ellos la expresión poética está presente. 


En " Una Mariprisa que risa que riza" juega mezclando palabras, con los varios sentidos que le podemos dar a las palabras, el sonido de que pueden brindar y las imágenes poéticas que nos permitirán ver, escuchar, tocar, hasta oler y escuchar este mundo de mariprisas. 




18 de marzo de 2020

Otro cuento más de Felipito....


"La regadera misteriosa" 

de María Elena Walsh



Felipito Tacatún era muy distraído. Distraído, boquiabierto y desmemoriado.
Qué le vamos a hacer, cada cual tiene sus defectos, ¿no?
Una vez la mamá lo mandó a regar las plantas.
Felipito, naturalmente, se olvidó de llenar la regadera.
Y ni siquiera se dio cuenta de que igual salía agua y que las flores bebían muy contentas.
Al rato fue la mamá al jardín y vio que las plantas estaban medio loquitas.
Las flores se reían y bailaban el vals, mientras las hojas aplaudían y los yuyos dormían la siesta.
– ¿Con qué has regado estas plantas, Felipito?
– Con la regadera, mamá.
– Pero esa regadera no tenía agua, sino vino– dijo la señora de Tacatún – porque estas plantas están todas borrachitas.
Efectivamente, estaban borrachitas.
Felipito trajo la regadera para que su mamá la inspeccionara y ¡oh sorpresa! esta vez la regadera no estaba llena de vino, sino de leche.
La mamá se apresuró a preparar una enorme mamadera para el hermano de Felipito.
Cuando terminó dijo:
– Felipito, alcánzame otra regadera de leche.
Y cuando su hijo se la alcanzó, resulta que estaba llena de jugo de naranja con azuquita.
Naturalmente, Felipito se lo tomó todo sin respirar.
Y así siguieron las cosas.
No había duda de que la regadera era mágica, misteriosa y chiripitiflaútica.
Un día se llenaba de leche, otro día se llenaba de tinta china, otro día se llenaba de caldo de gallina, y los domingos se llenaba de cerveza.
Así, porque sí.
Pero jamás, réquete jamás volvió a llenarse de agua.
Qué lindo, ¿no?
Pero, ¿y las plantas?, preguntarán ustedes.
Hubo que regarlas, en adelante, con la manguera. Y de esta manera se acaba el cuento de la regadera.

"Irulana y el Ogronte" de Graciela Montes

16 de marzo de 2020

24 de marzo. Por la Verdad, la Memoria y la Justicia

Los libros pueden ser peligrosos ? 


Los prohibidos por peligrosos

Así es, como fueron prohibidos por Decretos del gobierno militar, más de veinticinco escritores e ilustradores argentinos y extranjeros, reunidos en 111 obras.

Muchos libros de aquellos prohibidos durante la última dictadura militar, fueron rescatados y guardados, para ser contados.  Acompañan a los chicos y chicas de hoy, 
permitiéndoles  crear mundos imaginarios donde todo  puede ser posible...

Resultado de imagen de libros prohibidos por la dictadura militar

"La Línea" un libro que revolucionó  su época.


Encuentro Literario


Viernes 13 de marzo

El encuentro  fue dedicado a la escritora Graciela Montes. Entre sus títulos encontramos temas de mitología griega, Bíblicos, leyendas, cuentos, novelas y  textos de formación profesional.  En la actualidad  mayormente se dedica a la traducción de textos científicos.

Compartimos la lectura de "Doña Clementina Queridita, la Achicadora" y " Julia, la de los pelos largos" ambos cuentos del libro "Doña Clementina Queridita, la Achicadora" Ed. Colihue.


No te pierdas "La venganza de la trenza" otra historia de Graciela Montes.
 

2020 Encuentros Literarios

Encuentro Literario


El viernes 6 de marzo, comenzamos los Encuentros Literarios.
El primero estuvo dedicado a la escritora y cantautora María Elena Walsh, quien hubiese cumplido 90 años el 1º de febrero.
Hicimos un recorrido por su colorida, imaginativa y rítmica obra. 
Recordamos personajes, rimas, limericks, coplas y sus canciones, conocidas por tod@s. 
Felipito Tacatún, el protagonista del cuento "La Plapla" leído en este encuentro, nos divirtió compartiendo su aventura con una insólita letra.
L@s esperamos todos los viernes a la entrada de ambos turnos, para disfrutar  del universo literario.







Aqui podes escuchar "La Plapla" leída por su autora.


20 de octubre de 2016

Visitamos la Casa por el Derecho a la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo

Es uno de los tantos edificios recuperados del predio donde funcionó uno de los Centros Clandestinos de Detención y Exterminio más emblemáticos de la Argentina, la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Hoy es un espacio de promoción del derecho a la Identidad.

La Casa por el Derecho a la Identidad  2016 - Kizoa Editar Videos - Movie Maker

Para los que quieran ampliar sobre este espacio, les dejamos este link

https://www.abuelas.org.ar/abuelas/casa-la-identidad-12

2 de octubre de 2016

"Primavera Poética" Turno Mañana

 



"Concebir la lectura como práctica que atraviesa los aprendizajes, como instrumento privilegiado de adquisición de conocimientos"
 .- Diseño Curricular para la Educación Primaria: Primer Ciclo-educacion general basica, 1a ed. Buenos Aires: Secretaría de la Educación del Gobierno Ciudad de Buenos Aires, 2005.